¡Qué tal, mi gente! Bienvenidos a este viaje fascinante por la Ingeniería de Factores Humanos. Imagínense por un momento: cada vez que tocan su teléfono, hacen clic en una app, o escriben en su computadora, están participando en una danza compleja entre su mente y la tecnología. Hoy vamos a descubrir los secretos detrás de esta interacción, explorando cómo nuestro cerebro procesa información y cómo podemos diseñar interfaces más intuitivas y eficientes.
Ahora, mi gente, vamos a adentrarnos en algo súper interesante: el Modelo del Procesador Humano. Imaginen que su cerebro es como una computadora súper avanzada con tres procesadores trabajando en equipo. Primero tenemos el sistema perceptual, que es como los ojos y oídos de nuestra computadora mental, capturando toda la información del mundo exterior. Luego está el sistema cognitivo, el verdadero cerebro de la operación, donde procesamos, analizamos y tomamos decisiones. Y finalmente, el sistema motor, que convierte nuestros pensamientos en acciones concretas, como mover el mouse o tocar la pantalla.
Ahora vamos a conocer a GOMS, una herramienta súper poderosa que nos ayuda a entender cómo realizamos tareas con la tecnología. Imaginen que quieren abrir una app en su teléfono. GOMS descompone esta acción aparentemente simple en cuatro elementos clave. Primero, el Goal u objetivo: abrir la aplicación específica. Segundo, los Operators u operadores: las acciones físicas como tocar la pantalla. Tercero, los Methods o métodos: la secuencia de pasos, como localizar el ícono y luego tocarlo. Y finalmente, las Selection rules o reglas de selección: cómo decidimos cuál app tocar entre todas las opciones disponibles.
Y ahora llegamos a una de las leyes más importantes en el diseño de interfaces: la Ley de Fitts. Esta ley, desarrollada por Paul Fitts en 1954, es como la fórmula secreta que nos dice cuánto tiempo nos tomará alcanzar un botón o ícono en la pantalla. La fórmula es elegante en su simplicidad: el tiempo depende de qué tan lejos está el objetivo y qué tan grande es. Imaginen tratando de tocar un botón pequeñito versus uno grande. El pequeño nos tomará más tiempo porque es más difícil de alcanzar con precisión. Esta ley es fundamental para diseñar interfaces eficientes, desde los botones de nuestras apps hasta los menús de nuestras computadoras.
Y aquí es donde todo cobra vida, mi gente. La ingeniería de factores humanos no es solo teoría académica, sino que está presente en cada dispositivo que tocamos diariamente. Cuando deslizamos el dedo por nuestro teléfono, los diseñadores han aplicado la Ley de Fitts para hacer que los botones sean del tamaño perfecto. Cuando navegamos por una página web, el modelo GOMS guía cómo organizamos la información para que sea intuitiva. Y cuando manejamos un auto moderno con pantalla táctil, el Modelo del Procesador Humano asegura que podamos procesar la información sin distraernos de la carretera. Desde las apps que usamos para pedir comida hasta los sistemas médicos que salvan vidas, estos principios están trabajando silenciosamente para hacer nuestra interacción con la tecnología más natural y eficiente.