El sistema digestivo es fundamental para la vida humana. Este complejo conjunto de órganos se encarga de transformar los alimentos que consumimos en nutrientes que nuestro cuerpo puede utilizar. El proceso incluye cuatro etapas principales: la ingestión de alimentos, su digestión mecánica y química, la absorción de nutrientes, y finalmente la eliminación de desechos. Con una longitud total de aproximadamente nueve metros, el tracto digestivo puede procesar completamente los alimentos en un período de veinticuatro a setenta y dos horas.
El tracto digestivo está formado por una serie de órganos conectados que forman un tubo continuo desde la boca hasta el ano. Comienza en la cavidad oral, donde se inicia la digestión mecánica y química. El esófago es un tubo muscular de veinticinco centímetros que transporta el alimento al estómago. El estómago tiene una capacidad de aproximadamente un litro y medio y se encarga de la digestión ácida. El intestino delgado, con sus seis a siete metros de longitud, es donde ocurre la mayor parte de la absorción de nutrientes. Finalmente, el intestino grueso de metro y medio procesa los desechos antes de su eliminación por el ano.
Los órganos accesorios del sistema digestivo incluyen el hígado, la vesícula biliar y el páncreas. El hígado es el órgano más grande del cuerpo y produce entre quinientos y mil mililitros de bilis diariamente, además de metabolizar nutrientes y desintoxicar sustancias. La vesícula biliar almacena y concentra la bilis en un volumen de treinta a cincuenta mililitros. El páncreas produce enzimas digestivas esenciales y secreta bicarbonato para neutralizar el ácido gástrico. También regula los niveles de glucosa mediante la producción de insulina. Aunque estos órganos no forman parte del tracto digestivo principal, son fundamentales para una digestión completa y eficiente.
La digestión mecánica comprende todos los procesos físicos que descomponen los alimentos. Comienza en la boca con la masticación, donde los dientes trituran el alimento mientras la lengua lo mezcla con saliva para formar el bolo alimenticio. Durante la deglución, los movimientos peristálticos del esófago transportan el alimento al estómago en ocho a diez segundos. En el estómago, las contracciones musculares baten el contenido durante dos a cuatro horas, mezclándolo con jugos gástricos para formar el quimo. Finalmente, en el intestino delgado, los movimientos de segmentación mezclan el quimo durante tres a cinco horas, facilitando la absorción de nutrientes.
La digestión química utiliza enzimas específicas para descomponer los macronutrientes. En la boca, la amilasa salival con pH óptimo de seis punto ocho hidroliza el almidón convirtiéndolo en maltosa. En el estómago, la pepsina funciona en ambiente muy ácido con pH de uno punto cinco a dos punto cero, fragmentando las proteínas en péptidos más pequeños. El páncreas secreta múltiples enzimas que actúan en pH alcalino de ocho a ocho punto cinco: la tripsina convierte péptidos en aminoácidos, la lipasa descompone lípidos en ácidos grasos y glicerol, y la amilasa pancreática completa la digestión de carbohidratos. Los productos finales son glucosa de los carbohidratos, aminoácidos de las proteínas, y ácidos grasos más glicerol de los lípidos.