Las revoluciones liberales fueron movimientos políticos fundamentales que transformaron Europa y América entre 1776 y 1848. Estos movimientos buscaron establecer gobiernos constitucionales basados en principios de libertad, igualdad y soberanía popular. Los principios fundamentales incluían la soberanía popular, la separación de poderes, los derechos individuales y el constitucionalismo. Comenzando con la Revolución Americana en 1776, continuaron con la Revolución Francesa en 1789, las independencias americanas desde 1810, las revoluciones europeas de 1820-1830, y culminaron con la Primavera de los Pueblos en 1848.
La Revolución Americana de 1776 fue la primera gran revolución liberal exitosa que estableció un modelo para movimientos posteriores. Las causas principales incluyeron los impuestos sin representación parlamentaria, las actas restrictivas británicas y la influencia de las ideas ilustradas. El desarrollo comenzó con la Declaración de Independencia en 1776, continuó con la Guerra de Independencia apoyada por Francia, y culminó con importantes consecuencias: la Constitución de 1787, el Bill of Rights de 1791, y el establecimiento de un modelo revolucionario que inspiraría futuros movimientos liberales en Europa y América.
La Revolución Francesa de 1789 transformó Europa y expandió las ideas liberales de manera radical. Las causas incluyeron una profunda crisis económica y fiscal, la desigualdad social del Antiguo Régimen con su estructura de tres estados, y la influencia de las ideas ilustradas. La revolución pasó por varias fases: comenzó con los Estados Generales en 1789, continuó con la Asamblea Nacional, y evolucionó hacia la República y el período del Terror entre 1792 y 1794. Sus principales logros fueron la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, la abolición del feudalismo, y la expansión de las ideas liberales por toda Europa.
Las independencias americanas entre 1810 y 1825 conectaron las ideas liberales europeas con los movimientos independentistas del continente. Las causas principales fueron la invasión napoleónica de España que debilitó el control colonial, la influencia de las ideas liberales e ilustradas, y el ejemplo inspirador de Estados Unidos y Francia. Líderes como Miguel Hidalgo en México con el Grito de Dolores en 1810, Simón Bolívar en Gran Colombia, y José de San Martín en Argentina dirigieron estos movimientos. Los resultados incluyeron la creación de nuevas repúblicas independientes, la adopción de constituciones liberales, y la expansión global del liberalismo político.
Las revoluciones europeas de 1820-1830 y 1848 demostraron la continuidad del movimiento liberal tras la restauración monárquica post-napoleónica establecida por el Congreso de Viena en 1815. La primera oleada en 1820 incluyó España con la restauración de la Constitución de Cádiz, Italia y Grecia con movimientos nacionalistas. La segunda oleada en 1830 destacó en Francia con la Monarquía de Julio. La tercera y mayor oleada fue la Primavera de los Pueblos en 1848, que se extendió por Francia, Alemania, Austria e Italia. Todas compartían demandas comunes: constituciones liberales, derechos civiles y políticos, e independencia nacional, expandiendo el constitucionalismo y nacionalismo por Europa.