La siembra de cultivos es una práctica agrícola fundamental que consiste en colocar semillas en el suelo preparado para que germinen y crezcan. Existen varios tipos de siembra, cada uno adaptado a diferentes cultivos y condiciones específicas del terreno y clima.
La siembra directa es el método más tradicional, donde las semillas se colocan directamente en el suelo definitivo. Este método es económico y permite que las plantas desarrollen sistemas radiculares fuertes desde el principio, pero puede tener mayor pérdida de semillas y menos control sobre las condiciones iniciales.
La siembra en semillero permite un mejor control de las condiciones iniciales de germinación. Las plantas se desarrollan en un ambiente protegido antes de ser trasplantadas al campo definitivo. Aunque requiere más trabajo y costo, resulta en plantas más fuertes y mejor supervivencia.
Los patrones de siembra varían según el tipo de cultivo y las condiciones del terreno. La siembra en hileras es común para cereales, el voleo para pasturas, la cuadrícula para hortalizas, y los surcos para cultivos que requieren riego controlado. La elección del patrón afecta el rendimiento y facilita las labores de mantenimiento.