La Filosofía Moderna representa una revolución en el pensamiento occidental. Este período, que se extiende aproximadamente desde el siglo diecisiete hasta finales del siglo diecinueve, marca un cambio fundamental: del enfoque en Dios y el cosmos hacia el sujeto, la razón y el conocimiento humano.
El cambio más significativo de la filosofía moderna es el giro del objeto al sujeto. Mientras la filosofía medieval se centraba en Dios y el cosmos, la moderna pone al sujeto pensante en el centro. La razón, el conocimiento y la conciencia se convierten en los nuevos fundamentos del saber, cuestionando la tradición y la autoridad establecida.
La filosofía moderna se desarrolla a través de cuatro grandes corrientes. El Racionalismo, con Descartes, Spinoza y Leibniz, privilegia la razón como fuente del conocimiento. El Empirismo, representado por Locke, Berkeley y Hume, sostiene que la experiencia es la base del saber. La Ilustración promueve la razón y el progreso, mientras que el Idealismo alemán, desde Kant hasta Hegel, concibe la realidad como fundamentalmente ideal.
Entre los filósofos más representativos destaca René Descartes, padre de la filosofía moderna, con su famoso "Cogito ergo sum". Immanuel Kant revoluciona el pensamiento con su Crítica de la razón pura, estableciendo los límites del conocimiento. Georg Wilhelm Friedrich Hegel desarrolla la dialéctica y una filosofía de la historia que influirá profundamente en el pensamiento posterior.
La Filosofía Moderna dejó un legado fundamental que trasciende la filosofía misma. Estableció los fundamentos del pensamiento científico moderno y desarrolló la epistemología como disciplina. Sus ideas sobre la razón y el individuo fueron cruciales para las bases de la democracia moderna. Además, influyó profundamente en el desarrollo de la psicología y la sociología, y sentó las bases para toda la filosofía contemporánea que vendría después.