La Crisis del 29, también conocida como el Crack del 29, fue una de las crisis económicas más devastadoras de la historia moderna. Todo comenzó en octubre de 1929 con el colapso de la bolsa de valores de Wall Street en Nueva York, cuando los precios de las acciones cayeron dramáticamente en pocos días.
El colapso bursátil desencadenó una reacción en cadena devastadora. Los ciudadanos, presos del pánico, corrieron a retirar sus depósitos de los bancos, lo que provocó quiebras masivas de instituciones financieras. Miles de bancos cerraron sus puertas, dejando a millones de personas sin sus ahorros. Las empresas también quebraron al no poder acceder a créditos y enfrentar una demanda en caída libre.
El impacto social de la crisis fue devastador. El desempleo se disparó de manera alarmante: en Estados Unidos pasó del tres por ciento en mil novecientos veintinueve al veinticinco por ciento en mil novecientos treinta y tres. Una cuarta parte de la población activa se quedó sin trabajo. Millones de familias perdieron sus empleos, sus hogares y sus medios de subsistencia, creando una crisis social sin precedentes.
La crisis no se limitó a Estados Unidos. Debido a la interconexión de las economías mundiales a través del comercio internacional y los flujos de capital, la depresión se extendió rápidamente por todo el mundo. Europa, que dependía de los préstamos estadounidenses, fue duramente golpeada. Asia y América Latina también sufrieron las consecuencias al caer la demanda de sus materias primas y productos de exportación.
El veinticuatro de octubre de mil novecientos veintinueve, conocido como Jueves Negro, marcó el inicio de la crisis económica más devastadora del siglo veinte. La caída de la Bolsa de Nueva York desató una onda expansiva que afectó a todo el mundo, cambiando para siempre la historia económica global.
Los años veinte fueron una década de prosperidad aparente en Estados Unidos. Sin embargo, esta prosperidad se basaba en fundamentos frágiles: especulación descontrolada en la bolsa, compras a crédito sin respaldo adecuado, sobreproducción industrial, y una creciente desigualdad económica. Las políticas monetarias inadecuadas contribuyeron a crear una burbuja especulativa que eventualmente estallaría.
El colapso se desarrolló en etapas durante los últimos días de octubre. El veinticuatro de octubre, conocido como Jueves Negro, marcó el pánico inicial. El veintiocho de octubre, Lunes Negro, los precios cayeron un trece por ciento. El veintinueve de octubre, Martes Negro, cayeron otro doce por ciento. En total, se perdieron treinta mil millones de dólares, marcando el fin de la era de prosperidad.
Las consecuencias fueron devastadoras e inmediatas. Se produjo una quiebra masiva de bancos, con más de nueve mil instituciones financieras cerradas. El desempleo alcanzó el veinticinco por ciento en Estados Unidos. La producción industrial cayó un cuarenta y seis por ciento. La deflación y la pobreza se generalizaron, y la crisis se extendió rápidamente por todo el mundo.
La Crisis del veintinueve se prolongó durante toda la década de mil novecientos treinta, convirtiéndose en lo que conocemos como la Gran Depresión. Fue la crisis económica más larga y severa del siglo veinte. El desempleo alcanzó el veinticinco por ciento, miles de bancos quebraron, y el producto interno bruto mundial cayó un treinta por ciento. Esta crisis transformó para siempre la economía mundial y llevó a importantes cambios en las políticas económicas gubernamentales.