Las células son las unidades básicas y más pequeñas de la vida. Son las estructuras fundamentales que componen a todos los organismos vivos, desde las bacterias más simples hasta los seres humanos complejos. Cada célula está delimitada por una membrana, contiene citoplasma en su interior y posee material genético en el núcleo.
Existen dos tipos principales de células. Las células procariotas son más simples y no tienen un núcleo definido, como las bacterias. Su material genético está disperso en el citoplasma. Las células eucariotas son más complejas, tienen un núcleo bien definido que contiene el ADN y poseen diversos orgánulos especializados como mitocondrias y retículo endoplasmático.
Las células realizan múltiples funciones esenciales para mantener la vida. El metabolismo les permite transformar nutrientes en energía utilizable. Pueden crecer aumentando su tamaño y reproducirse dividiéndose para formar nuevas células. También transportan sustancias dentro y fuera de su estructura, y responden a estímulos del entorno para adaptarse y sobrevivir.
La reproducción celular es fundamental para el crecimiento y la reparación de los organismos. Durante este proceso, la célula primero duplica todo su material genético. Luego se forma una nueva membrana que separa el contenido celular. Finalmente, se crean dos células hijas idénticas a la célula madre, cada una con una copia completa del ADN original.
En los organismos multicelulares, las células no trabajan de forma aislada. Se organizan en niveles jerárquicos: primero forman tejidos, que son grupos de células similares con funciones específicas. Los tejidos se combinan para formar órganos, y los órganos trabajan juntos en sistemas. Esta organización permite que organismos complejos como los humanos funcionen de manera coordinada y eficiente.