La Ilustración fue un movimiento intelectual y cultural que se desarrolló en Europa desde finales del siglo diecisiete hasta principios del siglo diecinueve. Este período histórico se caracterizó por poner la razón como pilar fundamental del conocimiento, criticando la superstición y buscando el progreso de la humanidad a través de la ciencia y el pensamiento crítico.
Los principios fundamentales de la Ilustración se basaban en la primacía de la razón humana como herramienta para comprender el mundo. Los ilustrados promovían el pensamiento crítico y científico, cuestionando la autoridad tradicional y los dogmas religiosos. Defendían el método empírico de investigación y tenían una profunda confianza en la capacidad del ser humano para progresar a través del conocimiento.
Los principales filósofos ilustrados desarrollaron ideas revolucionarias que transformaron el pensamiento europeo. Voltaire defendió la tolerancia religiosa y la libertad de expresión. Rousseau propuso el contrato social y nuevas ideas sobre educación. Montesquieu formuló la teoría de la separación de poderes. Diderot dirigió la gran Enciclopedia, compilando todo el conocimiento de la época. Estos pensadores sentaron las bases del pensamiento político y social moderno.
Las ideas clave de la Ilustración transformaron la concepción política y social de Europa. Los ilustrados defendían los derechos naturales del individuo como la vida, la libertad y la propiedad. Propusieron la separación de poderes para evitar el despotismo. Promovieron la tolerancia religiosa y la libertad de culto. Desarrollaron el concepto de soberanía popular, donde el poder emana del pueblo. También impulsaron el progreso científico basado en el método experimental y la observación.
El legado de la Ilustración fue extraordinario y duradero. Sus ideas inspiraron directamente la Revolución Francesa de mil setecientos ochenta y nueve, con su Declaración de los Derechos del Hombre. También influyó en la independencia de Estados Unidos y su constitución democrática. En España, las reformas borbónicas aplicaron principios ilustrados para modernizar la administración. El pensamiento político moderno, basado en la democracia y el constitucionalismo, tiene sus raíces en la Ilustración. Su énfasis en la razón y el método científico sentó las bases del mundo moderno.