Las reacciones de química orgánica son procesos químicos fundamentales que involucran compuestos que contienen carbono. Estas reacciones permiten la síntesis de nuevas moléculas y la transformación de unas en otras, siendo la base de la química de los seres vivos y de muchos procesos industriales.
Las reacciones de adición son procesos donde dos o más moléculas se combinan para formar una sola molécula más grande. Son características de compuestos insaturados como alquenos y alquinos. Un ejemplo típico es la hidrogenación de alquenos, donde el hidrógeno se adiciona al doble enlace carbono-carbono para formar un alcano saturado.
Las reacciones de eliminación son procesos donde se remueven átomos o grupos de átomos de una molécula para formar un doble enlace. Son el proceso inverso a las reacciones de adición. Un ejemplo típico es la deshidratación de alcoholes, donde se elimina una molécula de agua para formar un alqueno con doble enlace.
Las reacciones de sustitución ocurren cuando un átomo o grupo de átomos es reemplazado por otro átomo o grupo. Son muy comunes en química orgánica. Un ejemplo típico es la halogenación de alcanos, donde un átomo de hidrógeno del metano es sustituido por un átomo de cloro en presencia de luz, formando clorometano y cloruro de hidrógeno.
En resumen, las reacciones de química orgánica se clasifican en varios tipos principales: adición, eliminación, sustitución, oxidación-reducción, transposición, pericíclicas y ácido-base. Cada tipo tiene mecanismos específicos y aplicaciones particulares. Estas reacciones son fundamentales para la síntesis y transformación de compuestos orgánicos tanto en el laboratorio como en la industria química y farmacéutica.